La finalidad objetiva es relajar el músculo
¡Diablos! , se afirmó cuando entendió que no podía dejar que la chica se le escapara y, encomendándose al ángel de la guarda, la besó a los 27 minutos de haberla conocido. Fue, eso sí, un beso puro, suave, sin apreturas. Un beso con mucho componente espiritual.